martes, 4 de marzo de 2014

Autoestima

Desde niña, la autoestima ha sido mi maldición, siempre me faltaba,siempre por los suelos...
Pero al final lo resolví...


La definición del diccionario dice:
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.


Lo que yo vivo:

Esta es una sociedad competitiva y que siempre compara todo y a todos y asigna números de validez a todos y a todo.
El número de una persona está compuesto por su capacidad financiera, apariencia, familia, nivel social, capacidades propias, religión, nacionalidad, color y todo cuanto pueda llegar a ser cuantificado por las mentes comparativas.
Esta sociedad es jerárquica y cada uno quiere saber en qué posición está con respecto a los demás, despreciará o sentirá compasión por los que estén por debajo y envidiará a los que estén por arriba. Su vida estará llena de ansiedad y miedo a que su número baje y trabajará, mentirá y robará para que su número suba.
Las personas que la rodean le concederán diferentes números así que las personas tienden a ir con aquellos que le reconocen el número que ella misma se asigna o que le conceden uno superior.
Dentro de un grupo cada uno tendrá un número asignado y deberá ser tratado con el respeto debido a ese número. Una mujer intentará conquistar al hombre con el mayor número posible y no saldrá con alguien de número inferior porque esa relación rebajará su propio numero a ojos de sus allegados.
Una persona que se concede así misma un número menor que el que le conceden los demás “tiene baja autoestima”, alguien que se concede un número claramente superior será considerado “orgulloso”.

La “autoestima” no es más que el grupo de heridas y conflictos psicológicos que se derivan de esta comparación y numeración.
La salud interior está en dejar de comparar, en comprender que los números que los demás te asignan no es más que una cosa de ellos y que no tiene nada que ver con vosotros. Cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible, completo y perfecto de modo que cómo se puede comparar una perfección con otra, no es posible, ambas son perfectas y los números y las comparaciones solo devalúan a las personas.

¿Entonces por qué la gente lo hace? Por miedo e inseguridad. Tener un número le da una casilla pequeña y segura en la que acomodarse, le da un conjunto de condicionamientos por los que circulen sus pensamientos y evitar así la incertidumbre, lo nuevo y el autoconocimiento. Nos evita el trabajo de conocernos realmente a nosotros mismos sin los ropajes de la sociedad.



Teoría del geranio o cómo superar eso de la autoestima:

Cuando nacemos no tenemos duda de que somos perfectos y merecemos amor y atención, un bebé llora cuando necesita algo, no se queda pensando primero si ese será un buen momento para interrumpir a sus padres, no se pregunta si tiene derecho a aquello que necesita.
Pero el bebé se convierte en un niño al que los padres intentan educar para vivir en sociedad. Imaginemos que para esto le regalan un pequeño geranio.
Imaginemos que la autoestima es una maceta con un geranio que la gente lleva consigo. Los padres, algunos mejor que otros, enseñan al niño a cuidar de su geranio y a valorar a la gente por el geranio que llevan. Algunos consiguen tener unas plantas grandes y floridas y se creen superiores, y tratan paternalmente o simplemente ignoran a aquellas personas que no consiguen que su planta crezca. Algunos tienen crisis que rompen estas plantas y tienen que curarlas y hacerlas crecer otra vez y esto es trabajoso y traumático. Hay muchos libros de autoayuda que dan consejos para hacer que nuestro geranio crezca sano y  frondoso. Todos hablan de geranios y geranios y geranios...
Y leí a Krishnamurtti y me pregunté como lo resolvían los bebés y los animales (que son demasiado listos para ir por ahí cargando con un geranio)...
Lo que yo hice fue tirar mi geranio. Lo arrojé lejos y no miré atrás. Fue muy liberador, ya no tengo que preocuparme y me sobra tiempo y energía. La vida es mucho más relajada.
Como aspie, paso de los geranios de la gente y cuando ellos buscan el mío y como no lo ven, en lugar de comprender la realidad de que me he deshecho de él (que es algo demasiado incomprensible para ellos) se lo imaginan. Ellos ven un geranio que no tengo y dan por hecho que es sano y fuerte porque no me comporto como los que tienen el geranio pocho.

¿Qué significa todo esto? que el mismo concepto de autoestima es erróneo, que por qué no tirarlo, dejar de compararnos con los demás y vernos y valorarnos como seres únicos, completos... 
Si somos únicos en nuestra especie con quien vamos a compararnos sino con nosotros mismos. Vamos creciendo como personas, aprendiendo algo cada día y superándonos cada día, así que deberíamos estar muy contentos con nosotros mismos. Que viene alguien diciendo algo para intentar degradarnos o minusvalorarnos... pues no tenemos por qué escucharlo porque esa persona no nos conoce, aunque sea nuestra madre o nuestro profesor, esa persona habla desde sus propios complejos y sus palabras no tienen nada que ver con nosotros. Y si necesitas un número porque estás demasiado acostumbrado a ello, entonces adopta el infinito, ya sabéis, el 8 acostado. Porque eso es lo que somos cada uno de nosotros, somos un universo en miniatura con infinitas ideas e infinita capacidad de amar así que no dejes nunca que alguien te convenza de que eres menos que el infinito.


2 comentarios:

  1. Carmen, todos tus artículos, igual que tu exposición en las jornadas de Asperga, tienen la facultad de hacernos reflexionar y cuestionarnos muchas cosas. Y, desde luego, nos aportas a los neurotípicos muchas claves para entender a las personas con Asperger.
    No dejes de compartir tus pensamientos, porque nos enriquecen y nos abren los ojos.
    Un millón de gracias.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a vosotros, los que nos escucháis e intentáis comprendernos. Aprendiendo los unos de los otros podremos hacer un mundo mejor.

    ResponderEliminar